Que la justicia se imponga y elimine la amnesia estatal

Editorial

Que la justicia se imponga y elimine la amnesia estatal

 Pedro García Jr.

Hace ya tres décadas, mister William Jones, la más alta autoridad entonces del básquetbol en el planeta visitó Asunción.
La capacidad de gestión directriz de don Gerardo Fisch, presidente de la Confederación Paraguaya de Básquetbol en aquel tiempo, consiguió que pese a ser el nuestro un país pequeño, en dimensión y en infraestructura para albergar un campeonato del mundo, se le concediera la sede nada menos que del mundial femenino de mayores.
Defendió con sagacidad y astucia su postura, frente a la de verdaderas potencias que quedaron atrás en la porfía, remarcando sutilmente que el paraguayo como oriundo del corazón de la América del Sur, ha sabido consubstanciarse con los auténticos valores de este deporte, “el único que se juega mirando siempre hacia arriba y elevando los brazos hacia el cielo, como queriendo estar más cerca de Dios”.
Pero no contaba con la obtusa oposición gubernativa, que en tiempos de la guerra fría, había impuesto un implacable e insensible cerrojo imposible de abrir, no admitiendo que equipos de la entonces conocida como la Cortina de Hierro (paises del mundo comunista) pisaran el Paraguay.
Esa postura que riñe abiertamente con el principio básico de universalidad del deporte y de independencia total del mismo con relación a cuestiones de orden político, religioso o étnico, fue fatal para las pretensiones paraguayas de albergar el mundial.
Por si fuera poco, la precedente caída de la estructura del techo del estadio Comuneros y su injustificada expropiación por parte del Estado, fue otro factor en contra y la Confederación que ya había sido condenada a perder su estadio, su sede propia, el verdadero Templo no solo de su disciplina sino del deporte paraguayo todo, se vió otra vez afectado por la inconciencia gubernativa a desperdiciar la irrepetible oportunidad de propiciar un torneo mundial.
Aquí no para la cosa. Han pasado treinta años y varios gobiernos e intendentes municipales. La propia Corte Suprema de Justicia, condenó a la Comuna a devolver lo que injustamente había despojado a la entidad matriz de nuestro baloncesto y se estableció una multa por mora en el cumplimiento de esta obligación ya inapelable, que hoy está en el orden de los dos millones de dólares.
Simplemente, la Municipalidad ha archivado el expediente, so pretexto de insolvencia.
La paciente Confederación se avino a una operación triángulo, en función a la cual, el Ministerio de Defensa compensaría una deuda con la Municipalidad entregándole unos terrenos que a su vez la Comuna pasaría a la Confederación. Con ello se cancelarían dos deudas y el Estado paraguayo al fin resarciría por lo menos en parte a una disciplina que le dio al país glorias inmarcesibles y a la que hasta ahora sólo la ha perjudicado con actitudes deplorables repetidamente.
Pero el hecho no pasó de las buenas intenciones. Incluso hace poco se estuvo manejando la posibilidad de destinar ese sitio a la construcción de un gran centro de atención médica de urgencia para enfermos con traumatismos.

Es hora que la justicia se imponga. Se le devuelva al básquetbol lo que se le robado. Se le resarza económicamente. Y que de una buena vez por todas, la consuetudinaria amnesia estatal llegue a su fin y los gobernantes despierten y abran sus oídos al clamor de una juventud ávida por practicar deportes y en ellos encontrar el más idóneo medio para construir un Paraguay mejor, sin drogadictos, sin ladrones, sin marginales, sin criminales.